En mi dia a día profesional, tanto en la intervención con adolescentes como adultos, los celos es un tema que sale a relucir muy a menudo. “Si se pone celoso es que me quiere de verdad”, “Si te ve con otra y no se pone celoso es que no le importas”, “Me pongo así porque si mi novia está conmigo no tiene que hablar con otros”, “He dejado de hablar con mi amigo Fulanito para que mi pareja no se moleste”, y un largo etc. son expresiones que han compartido conmigo adolescentes y adultos en muchas ocasiones. ¿Pero dónde está la fina línea que separa lo que es “normal” de lo que es patológico?

Los celos son una respuesta emocional que experimentamos cuando sentimos amenazado algo que consideramos que es de nuestra propiedad. Por ejemplo los celos que siente un niño cuando nace su hermanito, siente que le roban a sus papás. Cuando se trata de la pareja, ocurre lo mismo, sentimos una serie de emociones al percibir que la relación que tenemos corre peligro. Esta respuesta emocional va acompañada también por pensamientos y conductas. Todos alguna vez hemos experimentado celos en alguna medida. No entienden de edad ni de orientación sexual: adolescentes, adultos, homosexuales, heterosexuales, bisexuales,…

Según los psicólogos evolucionistas (Buss et al., 1992), los celos son un mecanismo seleccionado a lo largo de la historia evolutiva para solucionar los problemas que suponían la pérdida por abandono de relaciones importantes. Los que activaban el mecanismo de los celos conseguían retener a sus parejas, facilitando la propagación de sus genes. Esto puede sonarnos un poco “cavernícola”, pero lo que nos da a entender es que los celos son algo “normal”, que a lo largo de nuestra historia evolutiva han tenido su función. Ante esto, otra visión con un componente más sociocultural, añade a la parte biológica un ingrediente cultural. La educación y los roles de género determinan desde el minuto cero de nuestras vidas cómo vamos a entender la realidad y cómo vamos a comportarnos en determinadas situaciones. Y no iba a afectarnos menos en las relaciones de pareja. La sociedad en la que hemos crecido nos ha enseñado que los celos son algo normal, son incluso “una demostración de amor”.

Pero no nos equivoquemos. Los celos son estadísticamente normales, siempre y cuando respeten a la pareja y no influyan en su comportamiento y en sus decisiones. Existe una fina línea que separa los celos “normales” de los patológicos.

¿Qué se esconde detrás de los celos?

Falta de confianza en uno mismo: muchas personas no se creen merecedoras del amor de su pareja, por lo que cualquier acto puede activarles la alerta de amenaza de la relación; la comparación con los otros es habitual, infravalorándose a si mismo/a (“soy peor que…”, “él/ella es más… que yo”)

Falta de confianza en la relación: Una persona está con otra porque quiere, porque algo le aporta, no por obligación; sin embargo, si considero que porque mi pareja hable o mire a otra persona, ya se sentirá atraída y mi relación está en peligro, estoy demostrando que no confío en mi pareja y que le doy muy poco valor a la relación.

Educación: si a lo largo de mi vida he recibido una educación en la que los celos en la pareja son habituales, lo habré interiorizado como que es algo normal y será más fácil que reproduzca esos patrones de comportamiento.

Experiencias similares en el pasado: algunas personas lo que hacen es anticipar que va a ocurrir una infidelidad con pequeños indicios del comportamiento de su pareja, porque les han sido infieles en el pasado.

Rasgos de personalidad: egocentrismo, dependencia, desconfianza, inseguridad, narcisismo, etc.

Los celos patológicos:

Cuando los celos se vuelven patológicos, nos podemos encontrar con los siguientes síntomas:

  • Ansiedad y preocupación constante por la pareja y sus acciones.
  • Actitudes paranoicas y violentas con la pareja.
  • Aislamiento del grupo familiar y social.
  • Necesidad de estar junto a la pareja todo el tiempo
  • Sospechas constantes de ser víctima de un engaño amoroso.
  • Sentimientos de abandono constantes.
  • Baja autoestima y sentimientos de inseguridad

Si tu pareja te llama constantemente para saber dónde estás, con quién y haciendo qué; si expía las llamadas de tu móvil, tus conversaciones de Whatsapp, tus emails, tu redes sociales, etc. a la mínima oportunidad; si critica tu forma de vestir o si te “arreglas en exceso”; se molesta cuando hablas con otras personas y te acusa de flirtear con ellas; si vuestras discusiones siempre rondan el mismo tema (sus celos, sus sospechas sobre ti); si se enfada cuando sales con tus amigos/as o intenta impedirte que pases tiempo con otras personas, etc. puede que os encontréis ante un caso de celos patológicos. Antes esto lo mejor es que acudáis a un profesional para que evalúe vuestro caso concreto y os preste la ayuda más adecuada al mismo. Porque estos celos no son “normales” y conllevan un profundo sufrimiento para todas las partes, destruyendo todo a su paso.

En definitiva, todos hemos sentido celos alguna vez. Si nos pasa a menudo nos tocará reflexionar y hablarlo con nuestra pareja en un momento tranquilo, para intentar encontrar soluciones conjuntas. Pero si vemos que solos no podemos, o que la situación es desbordante, es recomendable que recurráis a ayuda profesional.

¿Y tú que opinas sobre los celos en las relaciones de pareja? ¿Te has visto desbordado/a en alguna ocasión? ¡Cuéntanos tu experiencia!

Laura Gracia
Para Espacio Mente y Salud – Zaragoza