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MI HIJO TIENE RABIETAS ¿QUÉ PUEDO HACER?

Taller rabietas en niños

 

 

¿Qué padre no se ha sentido desesperado ante las rabietas de su hijo?

¿Qué son las rabietas y por qué ocurren?

Empezaremos este artículo definiendo qué son las rabietas, ya que para poder ajustar las actuaciones ante su aparición es importante conocer su función y el sentido que adquieren dentro del repertorio de conductas del niño. Según la Federación de Enseñanza de Andalucía una rabieta es una demostración explícita y explosiva (con rabia, con ira) de un malestar, de un desacuerdo, sea este importante o no a ojos de quien contempla el cuadro.

Además, según la Revista de Pediatría de Atención Primaria, generalmente son una de las formas de expresión emocional más frecuentes en los niños y constituyen una conducta de oposición o terquedad. Son un fenómeno normal en una determinada fase del desarrollo (alrededor de los 2-3 años) y van desapareciendo con el crecimiento, de modo que a los 5 ó 6 años los niños han desarrollado otras habilidades que les permiten prescindir de ellas.

Así pues, para explicar y entender las rabietas es importante ahondar en el conflicto que aparece entre los deseos de independencia del niño y las limitaciones que encuentra en su entorno allá por los 2 años de edad. La búsqueda de autonomía y el interés por todo lo que le rodea chocan, en ocasiones frontalmente, con la intervención de los adultos y con los límites propios de su corta edad. La frustración que esto genera desemboca en el enfado y la rabieta

Podemos concluir que las rabietas son un modo de expresión para niños pequeños, ya que todavía no han desarrollado habilidades comunicativas más complejas para expresar su enfado, rabia o frustración. Esto, unido al egocentrismo que caracteriza esta etapa y que conlleva la búsqueda de atención constante por parte del niño, supone que las rabietas representen para ellos el modo más eficaz y rápido de alcanzar estos dos objetivos: expresión emocional y atención.

Una vez conocido el significado y la función de estas conductas, podremos entender la importancia de no tratar de extinguirlas sin ofrecerle antes al niño estrategias o medios alternativos de comunicación y de obtención de refuerzo positivo por parte del adulto, sería algo así como que a los adultos nos quitasen el lenguaje, es decir, nuestra vía de comunicación por excelencia.

Posibles causas:

Así pues, algunos de los factores que determinan la aparición de las rabietas y que por tanto, constituirán elementos clave a tener en cuenta para la intervención, son los siguientes:

  • Edad y desarrollo evolutivo: limitación del lenguaje y/o limitación física para expresar sus emociones.
  • Factores contextuales como hambre, sueño, cansancio o aburrimiento.
  • Educación ambivalente o no congruente.
  • Normas poco claras.
  • Ausencia de normas (favorece una baja tolerancia a la frustración).
  • Exceso de normas o normas muy estrictas.

Una vez llegado el momento de pasar a la acción, o intervenir ante su aparición, tradicionalmente siempre hemos escuchado que lo que debemos hacer con un niño que está tirado en el suelo en plena pataleta es no hacerle caso. Se insistía y se insiste en la idea central de que el niño está tratando de llamar la atención del adulto, por lo que si lo que queríamos era extinguir dicha conducta inapropiada, lo que teníamos que hacer era ignorarle. Hoy en día seguimos escuchando mensajes del tipo “no le hagas caso que quiere llamar tu atención”. Este es el momento de lanzar la siguiente pregunta: si realmente necesita que le ayudemos, ¿por qué no lo hacemos?

Resulta evidente, que este es el deseo de todos los padres o cuidadores que están leyendo este artículo, el problema surge cuando no sabemos cómo hacerlo o cuál es la opción más adecuada. Ser padre es una tarea que implica grandes desafíos y que por supuesto, no es fácil. Por mucho que nuestro objetivo siempre sea el bienestar de nuestro hijo, es probable que en muchas ocasiones tengamos dudas sobre cómo hacerlo. Esto es muy normal y además denota gran implicación en el desarrollo, crianza y educación del niño. Por todo esto, algunos trucos, pautas o apoyo siempre son bienvenidos.

Pautas a seguir ante las rabietas:

 

  • Apóyate en la disciplina positiva. El reconocimiento y refuerzo promoverán un clima de seguridad y apoyo en el que el niño se sentirá más libre y confiado para expresar sus emociones. Además, al recibir atención positiva ante sus avances o logros (por pequeños que sean), harán que no sienta la necesidad imperiosa de recibir atención a cualquier precio.
  • Agáchate, ponte a su alturay mírale a los ojos para hablar con él y calmarlo. En este momento, es importante que el niño no perciba al adulto como una amenaza, sino como alguien con quien comunicarse de tú a tú y que es capaz de situarse a su nivel y hacer el esfuerzo de ponerse en su lugar y ver el mundo desde su mismo prisma.
  • Crea un clima de calma: este punto entraña mucha dificultad, ya que no resulta sencillo estar tranquilos ante tales situaciones estresantes. Los llantos, las pataletas, las súplicas y demás acciones pueden ser muy estresantes pero no hay nada como una figura de referencia que serene, calme y acompañe al niño en un momento tan intenso.
  • Acepta incondicionalmente a tu hijo:a pesar de lo desagradable que es lo que estás viviendo, es importante que se sienta aceptado y respetado. En los momentos en los que los niños peor se portan es el mejor momento para decirles lo mucho que les queremos, esto, a pesar de parezca contradictorio, les dará la seguridad de que pase lo que pase van a ser queridos y apoyados, algo que contribuirá a que las rabietas y otras conductas indeseadas pierdan sentido.
  • Permite y ayúdale a que exprese sus emociones:es importante, desde el inicio de la vida, darle a las emociones el lugar y la importancia que tienen y merecen. Por esto, no sólo es importante no deslegitimar la expresión emocional del niño, sino que es importante apoyarla y educarla. Los padres son los principales espejos donde el niño se mira y de donde aprende, por tanto, mostrar nuestras emociones delante de él, normalizarlas y modelar estrategias de gestión ayudará al niño a aprender a regularlas desde la tranquilidad de saber que es normal lo que están sintiendo o viviendo alrededor de ellas.
  • Entender y respetar las necesidades de cada etapa del desarrollo evolutivo:es importante tener en cuenta que cada edad tiene unas necesidades diferenciadoras y que van a suponer un desafío constante para los padres. El conocimiento siempre es una herramienta muy poderosa que permitirá la anticipación, preparación cuando aparezcan desde la tranquilidad de comprender que se trata de un hito evolutivo.

Libros recomendados:

 

  • “El cerebro del niño de Daniel Siegel y Tina Payne Bryson.
  • “El cerebro del niño explicado a los padres” de Álvaro Bilbao.
  • Utiliza el lenguaje corporal:en muchas ocasiones es más útil que el lenguaje oral, ya que el estado emocional del niño dificulta la puesta de atención en mensajes verbales. Así pues abrazos, caricias, contacto físico, besos, le ayudarán a sentir emociones alternativas como el cariño, el amor o la comprensión.
  • Conecta y redirige: en primer lugar lo que tenemos que hacer es conectar emocionalmente con el menor para entenderle, legitimarle y calmarle. En un segundo momento lo que hacemos es redirigir su conducta, es decir, buscar posibles soluciones a su problemática, ante la cuales le ofreceremos nuestra colaboración (incluso modelaremos en las primeras ocasiones en las que se pongan en práctica) y reforzaremos cuando se lleven a cabo. Así pues estaremos favoreciendo paralelamente su percepción de autoeficacia y por tanto, su autoestima.

Estas son las ideas sobre las que sería deseable que girase la actuación ante las rabietas que presenta el niño. Existen estrategias y herramientas más concretas y específicas que atienden a factores más individuales y que se diseñan y trabajan de forma más personalizada. En el taller que proponemos, aprenderemos y crearemos estas estrategias concretas atendiendo y ajustándolas a cada caso.

Ya para despedirnos, el objetivo de este artículo es que comprendamos que las rabietas son normales en edades tempranas, no son culpa ni de padres ni de hijos y que debemos de ofrecer al niño comprensión y apoyo a través de los principios que hemos descrito.

Apúntate a nuestros talleres

 

Si estás interesado en adquirir pautas que te ayuden a saber cómo actuar cuándo tu hijo tiene rabietas, puedes inscribirte en nuestros talleres para madres y padres TALLERES que impartimos en modalidad on-line y presencial.

Referencias bibliográficas:

-Díaz Pernas P, Bonet de Luna C. Las rabietas en la infancia: qué son y cómo aconsejar a los padres. Revista de Pediatría Atención Primaria. 2005;7:67-74.

-Federación de Enseñanza de CC.OO de Andalucía. Las rabietas en la etapa infantil. Revista para profesionales de la enseñanza.  2011; nº17.

 

Cristina Lambán, Psicóloga infantil.

EL TRAUMA EN ADOLESCENTES
trauma en adolescentes

A menudo nos encontramos en consulta con adolescentes a los que experiencias tauáticas en el pasado, unidas a los

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trauma en adolescentes. 

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Conciencia corporal
conciencia corporal

¿Qué es la conciencia corporal?

Muchos os preguntaréis qué es eso de la conciencia corporal. Buscando definiciones, la verdad  es que no parece haber una establecida, así que he elegido la que hacen los autores Frosting y Maslow (1984) acerca de la imagen corporal: “Es la suma de todas las sensaciones y sentimientos que conciernen al cuerpo (el cuerpo como se siente)”. Continue Reading

Problemas con hijos adolescentes

 

A menudo acuden a la consulta padres con hijos adolescentes que están atravesando esta desafiante etapa. En muchas ocasiones acuden con una mezcla de angustia y confusión y la pregunta más frecuente suele ser “¿esto es normal?”.

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¿CÓMO RECONOCER UN BUEN PSICÓLOGO INFANTIL?

buen psicólogo infantilCuando unos padres deciden solicitar ayuda a un/a psicólogo infantil, lo hacen desde la preocupación y la esperanza, es por esto que el profesional debe acogerlos e ir más de la  terapia propiamente dicha, debe tratarles a través de sus habilidades “más humanas”, ya que como dice  el gran  Carl Gustav Jung “conozca todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana, sea apenas otra alma humana”. Es por esto que si estás ante un buen psicólogo infantil vas a encontrar:

Escucha activa y capacidad de comprensión:

El/la psicólogo infantil debe potenciar tanto en el niñx como en sus padres cuando venga a terapia la sensación de interés y respeto por parte del terapeuta, será muy importante que haga con ellos un ejercicio de escucha activa. Para ello, el terapeuta dejará los dejará explicarse y extenderse en esta explicación el tiempo que necesite, mostrando tanto con comunicación verbal como no verbal la atención y el interés en lo que están narrando.

Además de poner atención, el terapeuta reparará también en la comunicación no verbal, ya que nos puede proporcionar información muy relevante que quizás no sepan o puedan expresar verbalmente, principalmente de contenido emocional.

Empatía:

La empatía implica en primer lugar entrar en el marco de referencia del cliente y comprender sus sentimientos, percepciones y acciones; es decir, ver las cosas no como son “objetivamente” o como las vería uno mismo de estar en el lugar del cliente, sino tal como el cliente las experimenta. En segundo lugar, es preciso comunicar al paciente la comprensión de los sentimientos y significados que expresa de modo manifiesto o latente. Ahora bien, lo importante es que el paciente llegue a sentirse comprendido. (López y García, 2011) En definitiva, el/la psicólogo infantil tratará de que tanto padres como niñx sientan que nos ponemos en su lugar y comprendemos cómo se sienten, algo que favorecerá la relación con el terapeuta y de esta manera se facilitará el proceso terapéutico.

-Aceptación incondicional:

Significa aceptar al paciente tal como es, sin juicios, y valorarlo como persona merecedora de dignidad y esto es precisamente lo que ofrecerá el terapeuta.

-Transmisión de apoyo, capacidad de ayuda y confianza:

Será importante que tanto  el niñx como sus padres perciban por parte del terapeuta su capacidad de ayudarles y apoyarlos, lo que propiciará un clima de calma y seguridad que favorecerá el trabajo en las sesiones. El terapeuta de esta manera creará un ambiente en el que tanto niñx como padres se puedan expresar y podamos llegar a su mundo emocional.

Cristina Lambán, Psicóloga infanto-juvenil

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